El coste mortal del petróleo
¿Cuánto crees que debería valer el petróleo? En Uganda, TotalEnergies cree que miles de vidas arruinadas y un ecosistema destruido es un precio justo. Discrepamos.
¿Qué harías si una empresa te empezase a decir cómo tienes que usar tu propia tierra?
En Uganda, el lago Alberto se encuentra en los distritos de Buliisa y Nwoya. Las comunidades locales viven de los cultivos que crecen en las tierras que lo rodean. La región contiene una flora y fauna únicas, una biodiversidad rica, elefantes, chimpancés, hipopótamos —y petróleo—.
En 2006 se descubrieron reservas de petróleo en las orillas del lago., La empresa energética francesa TotalEnergies vio una oportunidad de obtener beneficios por lo que compró acciones y se convirtió en el operador del proyecto Tilenga. En colaboración con las compañías petroleras China National Offshore Oil Corporation (CNOOC)y Uganda National Oil Company (UNOC),. Juntos están desarrollando seis campos petrolíferos y perforando mas de 400 pozos, una tercera parte de ellos en un parque nacional protegido.

Incluso antes de que se extraiga la primera gota de petróleo, el proyecto Tilenga lleva muchos años causando estragos en la región. Para desarrollar el proyecto, TotalEnergies necesitaba acceder a las tierras de más de una cuarta parte de las comunidades que viven en Buliisa, pero ofreció escasa compensación a las familias afectadas; indemnizaciones que tardaron años en pagarse y que, para algunas, ni siquiera llegaron. Al no poder utilizar sus tierras libremente, las familias se han quedado sin medios de subsitencia y muchas están pasando hambre. El frágil y crucial ecosistema también está muy amenazado por el proyecto petrolero.
El proyecto desatará un impacto devastador en el clima: las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la extracción y el uso final del petróleo serán mayores que las emisiones anuales de Uganda y Tanzania juntas.
Hasta hace poco, las iniciativas para exigir que TotalEnergies rinda cuentas se han enfrentado a importantes obstáculos. Las quejas a la empresa caen en saco roto. Se acosa y se detiene a lxs activistas. La población local se siente intimidada y tiene miedo de hablar con las ONG. En resumen, es imposible obtener justicia en un juego amañado.
Entonces, ¿cuál es la solución?
Unos requisitos de derechos humanos y de diligencia debida para las empresas con respecto al medio ambiente podrían haber evitado que este proyecto se pusiera en marcha. Si se hubieran consultado adecuadamente a las comunidades y se les hubiera proporcionado la información adecuada, innumerables familias seguirían teniendo sus hogares. Una verdadera diligencia debida en relación con el medio ambiente hubiera demostrado que el proyecto era extremadamente arriesgado.
Recientemente, seis ONG francesas y ugandesas decidieron utilizar la nueva ley francesa sobre el “deber de vigilancia” para presentar una demanda judicial contra Total. Si la demanda tiene éxito, Total se verá obligada a dejar de violar los derechos humanos y a proporcionar una compensación justa y por adelantado a las comunidades afectivas en Uganda.
Sin embargo, aquí no acaba la historia. La ley francesa contiene tantos vacíos legales que dificulta muchísimo el que las ONG y comunidades como aquellas en Uganda puedan obtener justicia.
Los demandantes de violaciones de los derechos humanos tienen que demostrar que Total no hizo lo suficiente para evitar estas violaciones, pero muchos documentos de la empresa que lo demuestran están en manos de ésta. En países autoritarios como Uganda, reunir pruebas y testimonios es difícil y peligroso. Los estudios sociales y medioambientales cuestan miles de euros
Esta historia muestra por qué una nueva ley de la UE debe empoderar a las comunidades para que obtengan justicia en los tribunales de la UE cuando se ignoran sus derechos humanos y asegurarse de que se obligue a las empresas como TotalEnergies a prevenir los daños al medio ambiente y al clima.